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Páramos y su regulación hídrica

Los páramos son ecosistemas muy particulares de alta montaña, ubicados por encima del límite superior de los bosques andinos y presentes solo en la zona neoecuatorial.

El levantamiento final de la cordillera de los Andes fue el acontecimiento que dio inicio a la creación definitiva de los bosques andinos sobre los que están los ecosistemas de páramo, todo esto hace aproximadamente cinco millones de años.

Los páramos están ubicados entre los 2.900 a 5.000 m.s.n.m., con temperaturas que oscilan entre los 9 a 2° C, pero que en heladas pueden llegar a los -2 °C. Aunque en general la variación de la temperatura es mínima a nivel mensual, sí se presentan diferencias significativas entre el día y la noche. 

Figura 1. Páramo

Ciclo del agua

Por muchos siglos permaneció como un misterio la forma en la cual el agua regresaba a las cuencas de captación o de origen de los ríos. Hasta la Edad Media, se pensaba que existían ríos subterráneos que corrían hacia arriba, lo que daba origen a los ríos superficiales; pues era increíble que la lluvia por sí sola pudiera mantener caudales permanentes en los ríos aún en periodos secos.

Figura 2. Ciclo del agua

El ciclo del agua describe el movimiento tanto vertical como horizontal del agua; en estado gaseoso, líquido o sólido, entre la superficie, el subsuelo, la atmósfera y los océanos terrestres.

La humedad relativa de los ecosistemas de páramo suele ser alta, entre el 80 a 98%, puede llegar a su máximo en la época lluviosa y mínima en estaciones más secas. Estos dos aspectos favorecen la importante función de los páramos como reguladores hídricos. 

Como es claro, el agua proviene de las lluvias. La vegetación y los suelos de los páramos con su estructura porosa interceptan esta lluvia, facilitan la infiltración y acumulan una parte, haciendo que su salida por los ríos y quebradas sea más gradual, lo que contribuye a un suministro más estable y continuo de agua.

Del agua que entra por precipitación en un páramo:

  • Un porcentaje es interceptado por la vegetación y vuelve a la atmósfera a través de la evaporación directa, desde la superficie de las plantas, en forma de vapor de agua.
  • Parte del agua que llega al suelo regresa a la atmósfera, por evaporación directa.
  • El agua que se infiltra en el suelo es absorbida por las raíces de las plantas y vuelve a la atmósfera, a través de la transpiración de las hojas.
  • Lo que llega al suelo y discurre sobre su superficie (escorrentía) o se infiltra en el suelo acumulándose o siendo liberada en quebradas y ríos a través del drenaje.

Es importante tener presente, sobre la base de lo explicado, que la vegetación y los suelos de los páramos no son, estrictamente hablando, productores del agua.

En esta labor de regulación hídrica o regulación de disponibilidad, las zonas altas de páramo pueden tener una cantidad importante de lagunas y charcos que aportan agua a los cauces de quebradas y ríos en forma mantenida y constante. 

A este punto salen a relucir los acuíferos, actores principales e importantísimos en este proceso. Éstos son reservorios de agua que encontramos en las profundidades de la tierra. La recarga de los acuíferos depende mucho de las condiciones locales y se limita a las zonas donde el material geológico es más permeable, o en las depresiones, donde el agua puede permanecer estancada por más tiempo. De no existir estos suelos, los caudales en las épocas lluviosas serían más altos y en las épocas secas los ríos estarían secos.

Así, la alta regulación hidrológica del páramo se explica principalmente por:

  • La alta capacidad de almacenamiento de los suelos.
  • La morfología de las cuencas.

Cuando el ecosistema natural es alterado por la acción humana, se producen cambios significativos en el ciclo hidrológico, debido a que los procesos biofísicos que lo controlan se alteran, y en consecuencia los servicios hidrológicos se degradan.

Un ejemplo simple, es que debemos recordar que las plantas también consumen agua y la devuelven a la atmósfera a través de la transpiración, pero cuando se siembran árboles de gran tamaño y con grandes demandas de agua en los páramos (como pinos y eucaliptos), pueden contribuir a que estos páramos retengan menos agua, sus suelos se sequen y pierdan materia orgánica. Lo que a su vez hace que pierdan esta maravillosa capacidad de regular la disponibilidad del agua, algo que nos afectaría directamente en nuestro acceso al agua y pondría en riesgo muchos ecosistemas y especies animales y vegetales.

Es por esto que, es fundamental cuidar y conservar estos ecosistemas, evitando las acciones antrópicas que lo puedan afectar y respetando su delimitación precisa y necesaria.

Cuando cuidas el páramo, cuidas el agua. Y cuando cuidas el agua, cuidas la vida.

Referencias:

Figura 1. Páramo. (s. f.). [Fotografía]. Observatorio bosques Antioquia. https://observatoriobosquesantioquia.org/2019/05/14/los-paramos-de-antioquia/

Figura 2. Ciclo del agua. (s. f.). [Ilustración]. Concepto. https://concepto.de/ciclo-del-agua/

Llambí, L.D., et al. (2012). Ecología, hidrología y suelos de páramos. ISBN: 9789942115492

Morales M., Otero J., Van der Hammen T., Torres A., Cadena C., Pedraza C., Rodríguez N., Franco C., Betancourth J.C., Olaya E., Posada E. y Cárdenas L. 2007. Atlas de páramos de Colombia. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. Bogotá, D. C. 208 p.

Saravia P. 2017. Los páramos fuentes de vida para la ciudad. Tomado de: http://esferaviva.com/fuentes-de-vida-para-la-ciudad/