El agua es un recurso imprescindible para la vida y para muchos procesos industriales, no obstante, grandes volúmenes de agua residual son generados diariamente como resultado de los procesos domésticos e industriales. Un alto porcentaje de estas aguas (80% para aguas domesticas[1]) son vertidas a fuentes de agua sin ningún tratamiento, generando impactos ambientales negativos en los ecosistemas y los seres que habitan allí.
Entre las principales fuentes de aguas residuales se encuentran las aguas domesticas o urbanas, las aguas residuales industriales, escorrentías de usos agrícolas y pluviales. Dada la amplia variedad de fuentes, cada agua residual tiene características o es de naturaleza química diferentes, lo cual hace que varíen los efectos del agua residual en el medio ambiente.
La afectación de salud de los seres vivientes es uno de los principales efectos generados por la descarga de aguas residuales no tratadas, dado que el agua contiene sustancias nutritivas suficientes para permitir el transporte y desarrollo de microorganismos causantes de enfermedades como: fiebre tifoidea, salmonelosis, cólera, gastroenteritis bacteriana y viral, giardiasis, criptosporidiosis, entre otros.
Las aguas residuales deficientemente tratadas que provienen de actividades agrícolas, pueden generar contaminación de tipo inorgánico, con especial aporte de nutrientes al medio ambiente como nitrógeno y fósforo. El efecto más significativo de la sobrecarga de estos elementos es la eutrofización de lagos, embalses y estanques que da lugar a una explosión de algas que suprimen otras plantas y animales acuáticos.
Si bien las actividades industriales generan una amplia variedad de aguas residuales con diferentes características, los componentes orgánicos e inorgánicos generados pueden causar otro gran tipo de daño al medio ambiente, con afectaciones en calidad del agua, fauna, flota, disponibilidad de agua entre otros tipos de impactos. Esto sumado a los llamados contaminantes emergentes, que han llamado la atención en los últimos años como consecuencia del uso de productos químicos usados en el diario vivir o en procesos productivos.
Con base a lo anterior, el desarrollo de procesos y la gestión de los recursos debe pensarse en todo momento con miras en el uso y desarrollo sostenible, con la implementación de alternativas como uso eficiente de agua, reúso, recirculación y tratamiento de aguas.
Referencias:
[1] Objetivos de desarrollo sostenible – Naciones Unidas. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/water-and-sanitation/