Actualmente los plásticos están presentes en nuestro día a día, en cada acción, en cada compra, en cada momento; desde la ropa hasta los empaques de alimentos, pitillos y otros recipientes desechables.
El plástico es un material sintético que se produce a partir del petróleo. Su preferencia se debe a todas las ventajas que presenta para la industria y el uso doméstico; es resistente, maleable a la necesidad, versátil y de bajo costo.
Existen algunos plásticos que llamamos de un solo uso, los cuales son: bolsas, películas de burbujas, envases de alimentos, cubiertos y todos los desechables en general. La intención con estos era dar una respuesta a una necesidad de forma rápida, pero también logró de paso intensificar el consumismo. La inmediatez de este uso de plásticos a diario es la causa de un aumento en la generación de residuos que llevan un largo tiempo en el proceso de degradación.
La producción de plásticos crece desde el año 1950 de manera exponencial en todo el mundo, en el año 2018 fueron 359 millones de toneladas:
Tomado de: Fernández, L. (2020, 7 agosto). Producción de plástico a nivel mundial de 1950 a 2018 [Gráfico]. Statista. https://es.statista.com/estadisticas/636183/produccion-mundial-de-plastico/
Y si con estos datos ya es alarmante la cantidad de plásticos que se producen y que sin duda usamos, debemos preocuparnos aún más por lo que ocurre con ellos luego de pasar por nuestras manos. Por lo general, solo los desechamos y lo tomamos como la obligación de alguien más, pero esa cadena responsable debe empezar también desde nosotros. Estos pueden terminar en un vertedero, ser incinerados o reciclados. Así que…
¿Dónde depositamos esos plásticos?
¿Los desechamos como basura?
¿Intentamos disponerlos de manera adecuada?
¿Facilitamos el proceso para quienes se encargan de hacer la disposición final?
En el caso particular de Colombia, cada hogar genera casi 4.5 Kg de basura al día, compuesta por plástico principalmente. Se estima que casi el 60% de la basura de Bogotá es desecho plástico, así que podemos estar seguros de que la mayoría de los plásticos que usamos diariamente terminan en un vertedero.
A este momento, a nivel mundial, solo el 9% de todo el plástico que hemos producido y consumido se ha reciclado, el 12% se ha incinerado, y el 79% restante ha sido dirigido a vertederos o al medio ambiente, como los océanos. Esos plásticos que se ven en la superficie de los océanos representan alrededor del 15% de todos los que hay en el mar. Actualmente se encuentran ubicadas 5 islas de basura o “sopas de plásticos”: una en el Índico, dos en el Atlántico y dos en el Pacífico.
En conclusión, es preferible desde el primer momento reducir el consumo y si hay un consumo, priorizar la reutilización y el reciclaje. Si lo analizamos, es ecológicamente indiscutible que un aprovechamiento energético tiene mayor impacto que el reciclaje, y que el vertido es una opción que no debería ser viable dado sus efectos negativos. Por esto, uno de los retos de los materiales plásticos es mejorar el final de su vida útil.
Reducir: No compres frutas y verduras que vengan en envases de plástico innecesarios, los supermercados deberían proporcionar alternativas sostenibles para comprar sus productos de alimentación y que fomenten la venta a granel. Usar plásticos solo si es la última opción que tenemos.
Reciclar: Si separamos bien estos residuos, facilitamos la labor de recolección y la labor de las organizaciones que se dedican a transformar estos plásticos y emplearlos de nuevo para otros usos.
Una de estas es la Fundación Botellas de amor, allí transforman los residuos plásticos en obras sociales para mejorar la calidad de vida de las personas y el medio ambiente. Y desde casa podemos ayudarlos, se llenan botellas con bolsas de todo tipo, envolturas de golosinas o snacks, elementos desechables; todos estos sin restos de alimentos y no debes incluir tetrapack y aluminio; se compacta bien y se lleva a sus sitios de recolección.
Reusar: Puedes adaptar y emplear el plástico, sobretodo las botellas, para otras funciones en casa. Aquí te dejamos algunas opciones:
Desde nuestras acciones, por mínimas que puedan parecer, tenemos el poder de hacernos responsables de nuestro consumo. Si todos logramos llegar a este nivel de conciencia sobre lo que producimos, consumimos y desechamos, podríamos tomar acciones al respecto y disminuirá nuestra huella.